martes, 23 de septiembre de 2014

El caso de Málaga y la estupidez masculinista.

En Málaga (de la Comunidad Autónoma de Andalucía - España), hace tiempo se creó revuelo porque presuntamente se había violado a una chica de 20 años. Los supuestos culpables eran cinco chicos.

Al final, por lo que parece, la denuncia fue falsa y la chica ha sido condenada por ello.

Yo, que siempre hablo de que hay que hacer ciencia, he defendido fervientemente que las denuncias falsas son muy pocas, y que hay un determinado porcentaje de maltratadores y violadores. Se sabe que pueden ser más casos, porque muchos no se denuncian o son sumamente difíciles de demostrar. Pero también podría resultar que muchas de esas denuncias en realidad eran falsas. Teniendo el cuenta el margen de error, por un lado y por otro, nos quedamos con los datos que tenemos y ya está. No podemos hacer suposiciones ni interpretaciones estúpidas de si "las personas son igual de buenas que de malas y entonces hago estas operaciones para que me salgan los datos que me interesan".

Los datos son los que son. Punto y final. Se puede seguir investigando, pero esto es lo que hay. 

A esto se le llama hacer ciencia.

Y de momento no hay pruebas en contra de los supuestos violadores; y sin embargo, sí las hay contra la denunciante. 

Por lo tanto, la cosa ha de quedar, hasta que se demuestre lo contrario, que ella mintió (lo cual ha hecho la sentencia).

Hay feministas, a mi pesar, que insisten en seguir pensando en que ella sí fue violada pero que por presión se ha retractado de sus acusaciones.

Podría ser verdad. Pero la cuestión no es lo que podría ser, sino lo que de momento es. Si pensamos que las cosas son de otro modo, hemos de seguir investigando. Ahora bien, mientras estén así, así están, y no hay más que hablar.

Ergo, ella denunció en falso. Eso es lo que hay que afirmar. Cuando se demuestre que en realidad sí fue violada, se afirmará lo contrario.

Ahora bien, los masculinistas también son idiotas (¿y cuándo no?). Y este caso lo están utilizando, cuales críos, para decir "¿Ves? ¿Ves? ¡Tenemos razón, tenemos razón! Todas las mujeres son unas zorras embusteras! y nosotros estamos la mar de oprimidos por la ley".

Pues no, mis estimados neo-machistas. Este caso no os da la razón. Justamente es al contrario: os la quita y muestra lo idiotas que sois.

Este caso muestra:

- Que con la simple palabra de una mujer no se condena a ningún varón.

- Que no se mete a ningún hombre en prisión, a raíz de la simple palabra de una mujer, durante 400 años hasta que sale el juicio.

- Que no es verdad que no se detecten las denuncias falsas y que a día de hoy hay mil millones de hombres en la cárcel por denuncias falsas de mujeres.

- Que no es verdad que las mujeres que denuncian falsamente no sean juzgadas.

Este caso os quita la razón. Os demuestra que todo lo que inventáis sobre la justicia y las denuncias falsas no tiene fundamento alguno. Pero ahí seguís, lloriqueando y soltando pestes contra "las brujas", y utilizando a vuestro favor un caso que os deja sin argumentos.

Queda claro: la estupidez neo-machista no tiene límites.

martes, 16 de septiembre de 2014

Panlogía.

Los españoles y las españolas sufrimos de una enfermedad. No sé si la padecerán fuera de nuestra nación, pero sí sé que la sufrimos en ésta.

Esta enfermedad se llama panlogía, la ciencia de todo; y es una enfermedad que nos lleva a hablar de todo y creernos que sabemos de todo, incluso más que las expertas y los expertos en ciertas materias, cuando en realidad no tenemos ni la más mínima idea de lo que estamos hablando.

Y no lo neguemos: sí, la tenemos todas y todos quienes tenemos la nacionalidad española.

Siempre estará el machirulo español que conoce mejor las estadísticas sobre denuncias falsas, violaciones y violencia de género que quienes han hecho los estudios.

Siempre aparecerá el típico estudiante de Física a decirte que él sabe mejor que tú de qué año data la ley Moyano.

Siempre te dirá una amiga que aunque tú estudies Ingeniería Forestal y ella Física, es ella la que sabe mejor que tú si se podía haber evitado o no un desprendimiento de rocas.

Siempre estará la típica madre o el típico padre de España, que sabe más que el o la pediatra, y que por ello medica a su criatura con lo que le da la gana, sin consultarlo.

Siempre estará el o la docente que sabe mejor que tú que si no has hecho los deberes o has suspendido el examen, no se debe a que se te murió un o una familiar hace dos días, sino que no te da la gana esforzarte o eres idiota y no te enteras de nada.

En el Estado español, desde luego, reina la panlogía. Aquí hablamos hasta de lo que ni nos suena de nada.

Ya lo dijo Manuel Azaña:

"Si los españoles solo hablásemos de lo que sabemos, se produciría un inmenso silencio que podríamos aprovechar para el estudio".