No voy a entrar en detalles de si el aborto está bien o mal (de hecho, nadie que se considere pro-elección es pro-aborto, en tanto que ningún y ninguna pro-elección promueve el aborto, sino su legalización), de si habríamos de penalizar o no a las mujeres que abortan (en caso de que así se hiciese, habría que encarcelarlas a todas, pues la mayoría de cigotos sufren un aborto espontáneo sin que la madre se entere), o de si un cigoto recién formado es o no es un ser humano (para lo cual, en mi opinión, habríamos de preguntarnos también si cada vez que me como unos puñados de avellanas estoy talando un bosque).
Por el momento solo voy a entrar en el tema hipocresía pro-vida.
Si algo tengo claro es que tú, quien estás leyendo esta entrada, eres una persona ya formada, crecida, con conciencia y sentimientos, capaz de darte cuenta de ti mismo o de ti misma, capaz de razonar, capaz de aprobar o criticar este escrito...
Y si algo tengo claro es que tú, quien estás leyendo esta entrada, vives en un mundo de mierda. Sí, sí, ¡de mierda!
Quizá para ti la vida sea más feliz. Quizá tienes una empresa que te permite tener millones y millones de euros / dólares / pesos / yenes..., y vives felizmente en una residencia de lujo mientras unos cuantos y unas cuantas "infelices" (o como te guste llamarnos) te sirven hasta para lamerte el culo, y mientras buena parte del mundo se muere de hambre o de asco.
O quizá seas, simplemente, uno o una más de este mundo, que trata de luchar día a día, no por vivir, sino ya por sobrevivir, trabajando un montón de horas sin descanso, sin derechos, sin poder hacer lo que te gusta (como salir al cine un día cualquiera con tus seres queridos, como estudiar o ver cómo tus hijos e hijas estudian).
Seas quien seas, el caso es que hay mucha gente en esta sociedad que se encuentra en la segunda situación, es decir, en una condición de esclavitud (pues ya sabemos que en este mundo, no solo se es libre si se tiene dinero, sino que además, tanto tienes, tanto vales).
Y actualmente, en España y el resto del planeta, hay mucha gente que pasa hambre, que no puede permitirse unos estudios, que ya hasta siente recelo de ir a comprar medicinas, que puede quedarse o ya se ha quedado sin Seguridad Social, que sufre un estrés continuo, que se ha suicidado o piensa en suicidarse, que vive en la calle o está temblando de miedo porque pronto un banco puede ponerla de patitas en la calle... Ah, y por si fuese poco, el Gobierno en España y otras naciones recorta cada vez más en educación, en sanidad, en los sueldos...
Todo esto, en el caso de mi país de residencia, con las excusas de que no queda más remedio y de que la culpa es nuestra "por derrochar" (que traigan un poco de ese dinero que tienen en cuentas bancarias de Suiza y ya veremos si es el pueblo quien ha derrochado o quién lo ha hecho de verdad).
El caso, que en este mundo-basura donde tanta gente sufre tanto, los y las pro-vida se empeñan en que nazcan niños y niñas con el objetivo de que si no fallecen a los 3 días de concepción, mejor que fallezcan de un ataque asma porque el Estado no se encargó de darle el medicamento necesario. O tal vez su interés resida en que la gente pobre traiga al mundo esclavos y esclavas que sirvan a los interesen de las clases dominantes.
Y es que lo que no piensan los y las pro-vida es que si bien una vida podría ser desde la concepción (si damos por buena su premisa), lo que no queda ninguna duda es que al menos lo es, una vez que ha acontecido, hasta que muere. Y defender los derechos de un óvulo y un espermatozoide que acaban de juntarse, pero no defender los derechos de un bebé que acaba de nacer y tendrá una madre que irá al paro por haberle traido al mundo, además de un padre que no podrá cuidarle por carecer de un permiso por paternidad obligatorio, igual e intrasferible, es hipocresía. Defender los derechos de un cigoto pero no los del derecho a la salud de toda la población terrestre, es hipocresía. Defender los derechos de una célula pero no los de una mujer que va a fallecer por no poder abortar, es hipocresía. Porque, mis queridos y queridas pro-vida, no os engañéis: vuestro intento de defender la vida, en numerosos casos no provoca una muerte, si no dos, la de la madre y, con ella, la del ser que habitaba en su interior.
Y es que, al fin y al cabo, ahí donde se les ve moverse en contra del aborto, no se les ve movilizarse en contra de los asesinatos y delitos que nuestros políticos, banqueros y sacerdotes llevan cometiendo durante años y años; asesinatos y delitos que con la crisis se han visto acentuados.
No, no me pongas esa cara, que es verdad, nadie de los mencionados ha cogido una pistola, pero violar a una criatura o llevarse todo el dinero para dejar a otra persona en la calle, llevándola al suicidio, es un delito.
Y tú, pro-vida, que tan en posesión de la moral absoluta de crees, al no protestar contra el derrumbe de una sanidad para todo el mundo, al promover que una mujer fallezca por tener una gestación extrauterina, al consentir el sufrimiento ajeno cuando a gritos pide la eutanasia, al apoyar a una entidad religiosa con un historial de crímenes tan grande como el de los mayores dictadores, al votar a un partido político que impulsa el neo-liberalismo y al mandar a tu hija a abortar a Inglaterra porque el padre era de piel negra (ya que tu moral es clara: por malformación, aunque la criatura sufra, no se puede abortar, pero por razón de color de piel sí), no solamente eres hipócrita, sino que además, cómplice de todos esos delitos, cómplice de numerosos dolores y, ante todo, pro-muerte.