lunes, 10 de diciembre de 2012

Muévete; el tiempo no arregla nada.

Hay un dicho por ahí que cuenta que "el tiempo todo lo cura", dando a entender que no nos preocupemos, que sólo hay que esperar, esperar..., esperar..., esperar..., esperar... hasta que todo se arregle.

Esto, para mí, sinceramente, es una completa es-tu-pi-dez.

Quedarse de brazos cruzados no sirve de nada. Porque, en definitiva, el tiempo no curra ni arregla nada. Lo único que sirve, lo único que arregla o cura las cosas:

Es lo que hacemos nosotros y nosotras dentro del tiempo que tenemos para actuar.

Así pues, si estás esperando a que una entidad divina inexistente llamada tiempo nos traiga la igualdad entre varones y mujeres, la desaparición de las clases sociales y la desigualdad económica, la aceptación de la homosexualidad y la bisexualidad, la abolición de la esclavitud humana y animal, la caída de las naciones o el arreglo de tu país, quédate con la seguridad de que estás perdiendo el tiempo.

Roma no se construyó en dos días, pero tampoco se construyó por sí misma y de la nada. Hubo gente que la forjó con su tabajo, con su fuerza, piedra a piedra.

Ya lo dijo Simone de Beauvoir:

"Cambia tu vida hoy; no apuestes al futuro. Actúa ahora, sin demora".

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