martes, 16 de septiembre de 2014

Panlogía.

Los españoles y las españolas sufrimos de una enfermedad. No sé si la padecerán fuera de nuestra nación, pero sí sé que la sufrimos en ésta.

Esta enfermedad se llama panlogía, la ciencia de todo; y es una enfermedad que nos lleva a hablar de todo y creernos que sabemos de todo, incluso más que las expertas y los expertos en ciertas materias, cuando en realidad no tenemos ni la más mínima idea de lo que estamos hablando.

Y no lo neguemos: sí, la tenemos todas y todos quienes tenemos la nacionalidad española.

Siempre estará el machirulo español que conoce mejor las estadísticas sobre denuncias falsas, violaciones y violencia de género que quienes han hecho los estudios.

Siempre aparecerá el típico estudiante de Física a decirte que él sabe mejor que tú de qué año data la ley Moyano.

Siempre te dirá una amiga que aunque tú estudies Ingeniería Forestal y ella Física, es ella la que sabe mejor que tú si se podía haber evitado o no un desprendimiento de rocas.

Siempre estará la típica madre o el típico padre de España, que sabe más que el o la pediatra, y que por ello medica a su criatura con lo que le da la gana, sin consultarlo.

Siempre estará el o la docente que sabe mejor que tú que si no has hecho los deberes o has suspendido el examen, no se debe a que se te murió un o una familiar hace dos días, sino que no te da la gana esforzarte o eres idiota y no te enteras de nada.

En el Estado español, desde luego, reina la panlogía. Aquí hablamos hasta de lo que ni nos suena de nada.

Ya lo dijo Manuel Azaña:

"Si los españoles solo hablásemos de lo que sabemos, se produciría un inmenso silencio que podríamos aprovechar para el estudio".

viernes, 8 de agosto de 2014

De cómo llegué a ser ateo.

En una entrada, un comentarista, Alejandro, me preguntó cómo he acabado siendo ateo y materialista. Le respondí que le contestaría con una entrada, y de eso tratará ésta.

¿Cómo he llegado a ser ateo y terrenal?

Antes de nada, decir que no he pasado la mayor parte de mi vida siéndolo. No he nacido en una familia atea, en la cual no me han bautizado, etc, etc. Para nada. Yo estoy  bautizado, hice la comunión e incluso a mis 18 años llegué a confirmarme.

Podría decirse que mi transición hasta el ateísmo pasó por varias fases.

Bien. Mi familia es tradicional católica; apoyan la monarquía; son más bien de derechas; etc. Así que, como es de esperar, he pasado la mayor parte de mi vida creyendo en el dios cristiano y en Jesús Cristo; pensando que el Papa era la autoridad suprema a obedecer; y la primera vez que pude ir a votar (elecciones autonómicas), voté, aunque no lo creáis, al PP, con Esperanza Aguirre a la cabeza.

Cualquiera que lleve tiempo leyéndome, seguro que no me cree... jaja.

El caso es que mi transición, que duró años, comenzó en 2º de la ESO. En la asignatura de Ciencias Naturales aprendí lo que era el método científico, el cual procuro seguir, desde entonces, a raja tabla. Aprendí, y comprendí, que no se pueden afirmar cosas sin demostrar, por lo que ese fue el primer factor que me llevó a tener un espíritu crítico, a dudar, a veces, incluso de lo que me explicaban los profesores y las profesoras, tratando de comprobar lo que podía por mí mismo, o de consultar otras fuentes.

De este modo llegué a la idea de que el mejor modo de saber lo que Dios y Jesús decían, no era creyendo lo que me contaba el cura en la misa, sino leyendo la Biblia.

Así pues, la leí. Y me topé con muchas contradicciones, y con cosas que me gustaron y que me disgustaron. Por aquel entonces, la lectura de la Biblia y el aprendizaje del método científico no fueron suficientes como para llevarme al ateísmo. Pensaba que el libro sagrado para las cristianas y los cristianos era la prueba de la existencia de Dios, así que acabé cogiendo lo que me gustaba y desterrando lo que me disgustaba, de tal manera que empecé a adentrarme en el socialismo, el amor al prójimo aunque tuviese otra orientación sexual, etc.

A partir de este momento empecé a criticar a la Iglesia Católica, al Vaticano y la jerarquía eclesiástica y a toda persona que se auto-definiese como cristiana pero tuviese mucho dinero y le importase lo más mínimo el sufrimiento ajeno.

Un año después, al curso siguiente, no sabiendo cómo definirme, ya que sabía que era cristiano, pero en absoluto católico, conocí a un profesor de religión (yo era el único que iba a esa asignatura aquel año) que me enseñó el Protestantismo, el Islam, el Judaísmo, el Hinduismo y el Budismo.

Entonces empecé a definirme protestante; a marcar las bases de mi propia religión y a realizar una crítica aún mayor a la Iglesia; no solo de la Católica, sino a cualquiera, porque ninguna cumplía con lo que predicaba.

Con esa postura, me mantuve hasta 2º de Bachillerato. Ese año cursé dos asignaturas (Filosofía y Psicología) con una profesora atea y de izquierdas que me marcó la vida; y que me llevó a dudar de la existencia de Dios. Seguía creyendo, pero aceptaba la posibilidad de que no existiese, ya que no había pruebas de su existencia. Y sabía que esa creencia estaba mal: si no tenía pruebas, ¿cómo podía creer? Sabía que no debía hacerlo; pero tantos años de condicionamiento católico no iban a borrarse de un día para otro.

Al año siguiente, ya en la Universidad, a raíz de la asignatura de Filosofía de la Educación, comencé a estudiar a diversos autores y diversas autoras. Fue así como conocí qué era el anarquismo. Y me hice anarco-crisitano.

Pensaba que no debía haber autoridad en el mundo porque solo Dios podía dictar normas y mandar al ser humano. Pensaba que debíamos amarnos mutuamente, respetarnos y dejarnos vivir libremente y en igualdad para ser buenas criaturas del Señor.

Al año siguiente, no sé cómo, empecé por primera vez en mi vida a negar rotundamente la existencia de Dios. Creo que la razón principal fue que conocí gracias al blog Basta de sexismo qué es el sistema pratriarcal, y ver esto fue el detonante para decirme: "Dios no puede existir, porque no puede ser que un ser superior que dice ser bueno, sea tan bestia con las mujeres".

Con este blog comencé a declararme feminista.

Y, como ya no creía en Dios, y no tenía razón alguna para justificar que no hubiese gobernantes y el pueblo llevase sus propias riendas, me pasé al comunismo.

Pero no me duró más que un año. Comprendí que ningún partido político va a traer nada bueno; que la subordinación no es buena (ni siquiera a un dios o una diosa); que el dinero es la condena del ser humano; que solo con la libertad y la igualdad podemos llegar a construir un mundo más justo; y que el anarquismo era la postura que solventaba los fallos del comunismo y del liberalismo económico al mismo tiempo.

Y tras todo esto es como he llegado a ser ateo, anarquista y feminista.

domingo, 6 de julio de 2014

El anarcomacho

Existe un tipo de anarquistas, a quienes solo les importan los problemas de clase; y, entre algunos otros, simplemente se centran en la abolición de los gobiernos.

Son anarquistas a quienes les da igual que las mujeres deban ser tratadas como personas iguales a los varones; y que no dudarían en montar una anarquía androcrática, en la cual la libertad quedaría dada para los varones exclusivamente y las mujeres permanecerían como esclavas sexuales y del hogar.

Son anarquistas a quienes el feminismo les parece lo más atroz del mundo, porque temen que en el futuro los varones deban esforzarse para conseguir ciertas cosas y pierdan el privilegio de que les venga casi todo hecho por la simplez de tener un pene entre las piernas.

Son anarquista que se despreocupan olímpicamente de sus parejas, que las abandonan a su suerte cuando quedan en periodo de gestación, que las introducen en la dependencia emocional y que no tienen ningún tipo de acuerdo con ellas, porque cuando se trata de cuestiones de Estado, el ser humano ha de ser libre, pero cuando de parejas se trata, hágase su voluntad.

Son anarquistas que consideran que una mujer no es más que un varón sin pene; olvidando que ellas sí tienen genitales propios.

Son anarquistas que dicen que una cosa es la lucha contra el fascismo y otra cosa bien distinta es la familia.

Son anarquistas que se oponen a todo tipo de autoridad, pero cuando se trata de prohibir a las mujeres entrar en batalla y dejarlas lavando platos, no dudan en dar su voto a favor.

Son anarquistas que consideran a las mujeres como meros objetos sexuales y que piensan que la abolición de la propiedad privada pasa por hacer que todas las mujeres sean públicas, cuales bienes terrenales.

Son anarquistas que opinan que el feminismo en sí mismo es un movimiento burgués que divide a la clase trabajadora. 

Son anarquistas que disfrazan de independencia su falta de simpatía y de cuidados.

Son anarquistas que de anarquistas no tienen nada, porque pretenden perpetuar los privilegios masculinos.

Son anarquistas que, aunque no lo digan en voz alta, odian a las mujeres y las consideran como seres inferiores.

Tienen un nombre: anarcomachos. Y hay que tener mucho cuidado con ellos, porque ondean la bandera negra para todo aquello en que se ven afectados; pero cuando se trata de ayudar a las compañeras... la esconden entre sus calzones y la usan para aparentar que tienen un súper pene y son bien pero que bien machotes.

Pierre Joseph Proudhon, anarquista-machista.

jueves, 19 de junio de 2014

¡Ay, Carmela!

En este trágico día para España, en el que se ha proclamado rey a Felipe VI, tan solo puedo dejar por aquí una pequeña escena de la película española ganadora de 13 Premios Goya, ¡Ay, Carmela!, dirigida por Carlos Saura, y creada a partir de la obra de teatro escrita por José Sanchis Sinisterra.

miércoles, 11 de junio de 2014

Una familia como Dios manda.

La Iglesia Católica me ha convencido: hay que tener una familia como la de Dios Yavhé.

Sí, sí, no lo digo a broma: la familia cristiana que muestra la Biblia es la única viable.

¿Que no? ¿Cómo que no? Puñetas, ¡sí! Hay que tener una familia como la que Dios quiere y manda. Sin dos padres, sin dos madres, sin padres o madres de forma soltera... ¿Qué guarrada es esa? ¡Eso no es normal! ¿Lo entendéis? ¡Qué asco!

La familia tiene que ser como la del Señor Jesús de Nazaret, ¡que no lo entendéis! En una familia decente, como la de Cristo, debe haber una madre virgen, un padre paloma siempre ausente y un hijo que es padre de sí mismo e hijo al mismo tiempo.

¡Eso es una familia normal y lo demás no es nada! 

Así que, mujeres, ya sabéis: empezad a utilizar la fecundación in vitro para tener un hijo o una hija con una paloma. 

¡Eso sí que es una familia como la que Dios quiere y manda! 

sábado, 7 de junio de 2014

España no le debe nada a Juan Carlos I

Últimamente, con asunto de la abdicación del Rey de España, Don Juan Carlos I, se está hablando bastante en los medios de comunicación sobre "el gran favor que le ha hecho a esta nación al llevarla a la Democracia" y sobre "lo mucho que le debe España que nos haya dado esta forma de gobierno, en lugar de mantenernos en la Dictadura, estando él al frente como monarca absoluto, u otra persona elegida por él".

Siguiendo esta línea, pongámonos en situación:

Persigo la igualdad entre varones y mujeres, y, por lo tanto, deseo que las mujeres queden liberadas de la opresión del sistema patriarcal en el que vivimos.

Ante esto, podría decir yo: "¡Eh, chicas!, mirad, podría estar fomentando el machismo y la misoginia, podría estar apedreándoros, podría intentar ligar con cualquiera de vosotras usando métodos coercitivos para luego poder llevaros a la cama sin usar preservativo y dejaros tiradas con una criatura de la cual yo no cuidaré, o simplemente para ser vuestra pareja e hincharos a bofetadas día tras día. Pero no; no estoy haciendo esto. Muy al contrario: admito que tengo ventaja, trato de desculturizarme todos los días y de esforzarme cuanto puedo para ceder privilegios, y me pongo en contra del patriarcado. Así que os estoy haciendo un inmenso favor. Por ende, me debéis una. Así que, venga, ya me estáis dando vuestras direcciones para ir a visitaros y que me la chupéis un rato, ¿eh? No os vayáis a creer que mi ayuda os va a salir gratis".

¿Os imagináis que pensase eso?  Sería horrible y, desde luego, de feminista no tendría nada. Básicamente, porque que yo sea feminista o no, no es algo que me debáis: es mi obligación moral, si quiero ser un ciudadano correcto y respetuoso.

Otra situación: hay personas que ganan mucho dinero, pero que, en lugar de defraudar al Estado o pedir que les bajen los impuestos, aceptan que vivimos en un sistema socio-económico sumamente injusto, que deja a muchas personas pasando hambre, y deciden pagar lo que tienen que pagar, a fin de mantener los servicios públicos y así contribuir a que se compensen las desigualdades. 

¿Os imagináis a estas personas diciéndonos: "Eh, que estoy poniendo el dinero; agradécemelo y devuélveme el favor poniendo el culo".

En fin, a lo que voy... El Rey no desempeñó un acto heroico. Su posición de traernos la Democracia en lugar de ponernos la más dura de las Dictaduras, no es algo que debamos agradecerle. Él debía actuar así, para ser un buen ciudadano, con un principio moral correcto. Era su obligación no mantenernos en el Régimen en el que el Estado español llevaba inmerso desde 1939.  Entonces, quede claro: España no le debe nada a Don Juan Carlos I.

Y dicho esto, solo añadir una cosa:

Ni Dios, ni Rey, ni amo.
¡Y que viva el pueblo!

miércoles, 28 de mayo de 2014

El masculinismo es como la Democracia; el feminismo, como la Anarquía.

Hoy vamos a ver, de un solo golpe, una de las fundamentales diferencias entre masculinismo (neo-machismo) y feminismo, y entre Democracia y Anarquía, dado que comparten la misma lógica.

Los y las neo-machistas dicen:

"Sabemos que los varones han tomado las decisiones fundamentales en las sociedades. Sabemos que han gobernado mayoritariamente y han ocupado los cargos considerados como más importantes. Sabemos que las mujeres han estado al cargo de los varones, cual menores de edad. Sabemos que ellas han estado detrás de ellos. Pero con ello han ganado protección. Gracias a que han sido tratadas como niñas, no se han tenido que arriesgar en guerras, a ser traicionadas a raíz de sus decisiones políticas, o no han tenido que deslomarse trabajando en puestos laborales duros. Los hombres han mandado porque ellos se llevaban la parte más difícil y las protegían. Ellos han sido, por ende, igual de oprimidos, a causa de mostrar su virilidad y pretender llevarse el protagonismo. Las tareas de varones y mujeres valen por igual; y el sistema no es injusto porque cada cual desempeña una labor importante, en la cual ella se subordina a cambio de protección; y él gana autoridad, poder y dominio mientras arriesga más su salud y su vida".

Por supuesto, quienes afirman esto, niegan que las mujeres también han luchado en guerras, que ellas han muerto más pariendo como conejas, que ellas también trabajaban en labores forzosas, que ellas eran sometidas por ellos y que los problemas de ellos venían de la mano de otros varones y no de mujeres, etc.

Pero ese no es el caso. El caso es la lógica de "sí, tú estás abajo, pero yo te protejo", lo cual expone a las mujeres a la caridad.

Las relaciones entre varones y mujeres, desde el ideal machirulo, se basa en la caridad. Y puede que una mujer no reciba esa caridad, sino que sea maltratada, violada, humillada...

Además, ¿por qué la vida y la fortuna de una mujer debe depender de la bondad de un varón?

Y eso es lo que viene a decirnos el feminismo. Las y los feministas dicen:

"Las mujeres y los varones no han sufrido la misma opresión. Ellas han estado abajo, ellas han estado sometidas a las decisiones de ellos, ellas han arriesgado su vida desde la falta de poder, ellas dependen de la caridad, ellas son la proletaria del proletariado, ellas han tenido que trabajar fuera y dentro del hogar, ellas merecen autonomía y no depender de un pacto con los varones, ellas han de ser respetadas en todo momento, ellas no tienen por qué ser protegidas sino que deberían tener derecho a disponer de las herramientas que les permitan defenderse a sí mismas, etc".

Es decir, el masculinismo basa su relación en un pacto entre los varones y las mujeres, por el cual ellos mandan a cambio de ofrecer su protección.

El feminismo quiere la igualdad real, sin pactos, dando autonomía y libertad a varones y mujeres, con el mismo protagonismo, la misma importancia, alcanzando una sociedad en la cual todo el mundo cuide de todo el mundo y dé lo mejor de sí, sin roles prefijados.

El feminismo es un movimiento que defiende la igualdad y la libertad. El neo-machismo, por el contrario, fomenta la opresión protectora.

Y esto mismo pasa con la Democracia y la Anarquía.

Un gobernante o una gobernanta de la Democracia, te dirá:

"Es verdad, el Gobierno manda y tiene autoridad. El gobierno decide sobre tu cuerpo, sobre tu vida. El Gobierno te da o te quita lo que quiere. El Gobierno te pone impuestos. El Gobierno hace las leyes. El Gobierno está por encima de ti. Dependes de la bondad y la caridad del Gobierno. Sin el Gobierno, no eres nada ni nadie, y no tienes autonomía posible. No hay igualdad entre quienes gobiernan y el pueblo gobernado. Te ponemos detener, expropiar y oprimir lo que nos dé la gana. Pero debes confiar en nuestras buenas intenciones. El Gobierna vela por tu salud, tu educación, tu bienestar. Te mandamos y controlamos, pero a cambio te ofrecemos la protección del Estado. Es un pacto social, en el que tú, con tu voto, decides quién te va a mandar, pero a cambio recibes la ayuda de esa persona que eliges, etc".

¿Veis? La lógica neo-machista está basada en el contrato social democrático. "Tú me das poder; yo te doy protección".

Y esto es basura.

Al igual que las mujeres feministas rechazan el pacto que defienden los y las neo-machistas, los y las anarquistas rechazamos el pacto social con un Gobierno-Estado.

Al igual que el feminismo, el anarquismo promueve la emancipación plena del individuo, en total igualdad.

El feminismo y el anarquismo se basan en el mismo razonamiento. Por ello no puede haber Anarquía sin feminismo, ni triunfará un feminismo de la subordinación, como el que promueven las y los neo-feministas y las y los feministas de la burguesía.

Al igual que cualquier feminista, las y los anarquistas no queremos protección de alguien que nos mande.

Queremos la protección mutua, en equidad, entre toda la ciudadanía. Queremos que todo el pueblo vele por el pueblo, sin necesidad de dar poder a nadie. Queremos libertad; la posibilidad de que la sociedad se defienda y proteja a sí misma. No queremos que nadie nos venga a decir qué debemos hacer, o que es lo que nos conviene, como si fuésemos menores de edad. Solo la sociedad sabe lo que es bueno para la sociedad; y nadie puede velar por mis intereses mejor que yo.

martes, 27 de mayo de 2014

Izquierda, democracia y poder.

Sorprendentemente, el partido político Podemos, cuyo representante es Pablo Iglesias, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, ha logrado, en solo 4 meses, 5 escaños en las Elecciones al Parlamento Europeo 2014. 

La gente tiene confianza, con este logro, de que algo va a cambiar en España.

Y sí, algo va a cambiar: la confianza.

Tras estas elecciones, he notado algo a mi alrededor: la gente tiene esperanza, vuelve a unirse contra el poder y tiene más ganas que nunca de echarse contra políticos, los bancos y las grandes empresas.

El pueblo del Estado español está cansado de tanto recorte, de tanto pitorreo, de que se le acuse de su desgracia y de ver cómo la clase alta se enriquece cada vez más a su costa.

La ciudadanía tiene la sensación de que podemos hacer algo contra la corrupción, la explotación y la desigualdad.

Pero, aunque no pretendo restarle importancia al asunto, es eso lo único que ha cambiado y cambiará: la esperanza.

Como se dice en la primera parte de la trilogía Los juegos del hambre

"Una poca esperanza, es efectiva; mucha esperanza, es peligrosa".

Y es cierto. Los gobiernos siempre tratan de meter un poco de esperanza a la gente para que se quede parada. Por eso tratan de hacernos creer que si obedecemos y nos apretamos el cinturón, saldremos de la crisis. Por ello pretenden hacernos pensar que como ha bajado algo el paro, empezaremos a vivir bien. Por este motivo evitan hacernos ver que aún persisten los desahucios y los suicidios, y tratan de hacer que nos fijemos solo en la prima de riesgo y otras historias.

Con un poco de esperanza, el pueblo no hace nada.

Sin embargo, con el batacazo del bipartidismo y viendo la ciudadanía que hay un fuerte bloque comunista, formado por Izquierda Unida y por Podemos que puede llegar a cambiar las cosas, el nivel de esperanza de la gente ha elevado.

Y por ello hay gente de arriba que tiene miedo.

Pero, por supuesto, no son los y las que más arriba quienes tienen este miedo. ¿Por qué? Porque ni Podemos, ni Izquierda Unida, ni nadie en el mundo, les hará caer.

Y es que Pablo Iglesias hace mucha alusión a "banqueros corruptos", a "la hegemonía de la casta política", etc, dándonos a entender que el problema está en quienes manejan esos bancos y en ese tipo de políticos. Lo que Pablo Iglesias pretende decirnos es que podría haber bancos que hagan bien su trabajo y partidos políticos que no se dejen llevar por la corrupción, como el suyo, por ejemplo.

Y puede que tenga razón; no lo niego. Opino que hay personas en quienes se puede confiar y que tienen las ideas lo suficientemente claras como para hacer, efectivamente, bien las cosas y traer un cambio en favor del pueblo.

Pero lo que Pablo Iglesias no ve es que el problema real no está en quién gobierna, ni en quién lleva tal o cual banco, o en que los mercados solo busquen su propio beneficio. El problema no está en quién juega el partido. El problema está en el juego en sí mismo.

Mientras haya mercados, habrá gente con más dinero y con menos dinero, y además habrá competitividad; y la competitividad solo puede llevar a buscar pisotear al resto. Podemos hacerlo limpia o injustamente, cierto. Pero habrá competitividad, al fin y al cabo.

Y, desde luego, el problema no está en el control o descontrol de los bancos, ni en quién lleva el banco. El problema está en la existencia del banco. ¿Uno nacional que busque el bienestar de la patria? Sí, desde luego es mejor que una multitud de bancos privados que solo jueguen en su favor. Pero, ¿a quiénes y bajo qué condiciones dará créditos ese banco nacionalizado? ¿Se buscará con el banco la equidad entre todas las personas o solo la igualdad de oportunidades, manteniendo con ello las desigualdades? Y, aunque solventemos el capitalismo dentro del país... ¿cómo solventar el capitalismo entre naciones?

En cuanto al tema de "los malos políticos y los buenos políticos"... ¿Quién asegura que eso durará de por vida?

Mientras el sistema electoral democrático exista, sin haber un cambio de valores y permaneciendo el capitalismo (aunque sea del privado al de Estado, ya que aunque Pablo Iglesias nos traiga el comunismo, él, como político, controlará el capital y lo invertirá como él desee, lo cual implica un capitalismo de Estado), no olvidemos que siempre habrá quienes estén en contra de ello y traten de recuperar el poder.

Y entonces... si la derecha vuelve a ganar, lo desmontará todo.

Quizá el pueblo tome conciencia y la derecha no vuelva a levantar cabeza. Quizá no, y el único modo de mantener el logro conseguido sea a través de una Dictadura del proletariado. O tal vez simplemente los y las comunistas no sean capaces de hacer frente a la brecha existente entre la política idealista y la política real (recordemos que habrá cosas que  no podrán hacerse por la resistencia ejercida por parte de quienes ya controlan el capital), con lo cual la gente perderá la confianza; y en caso de no perderla y seguir esperando a que eso cambie, hasta que llegue el cambio, seguirá habiendo injusticias.

Dudo que Podemos vaya a traer algún cambio. No creo que usar los mecanismos por los cuales la burguesía se  ha mantenido en el poder vaya a cambiar algo. 

Pero sí me da esperanza. Esperanza de que el pueblo confíe en que otro modelo social, comunista, sea posible. Confianza en que la gente decida unirse contra el poder y prefiera tomar conciencia y hacer la lucha antes que quedarse en casa, resignándose. 

Y esperanza; mucha esperanza, en que ese gobierno idílico decida no ejercer la represión contra los y las anarquistas, y podamos agruparnos libremente para montar desde abajo otro tipo de sociedad, y que entonces podamos dar ejemplo y mostremos a la sociedad que alcanzar la libertad y la equidad fuera de la democracia y rechazando el poder, es posible.

Tal vez venga algún compañero o alguna compañera a decirme que eso es una estupidez.

Pero como siempre me ha enseñado mi compañera: la anarquía solo puede construirse desde la confianza.

Confiemos en que, si bien tal vez no llegue a cambiar todo un gobierno izquierdista, al menos sí nos permita tener las herramientas que nos lleven al cambio, como la posibilidad de impulsar una pedagogía libertaria que transforme las mentes de las nuevas generaciones hacia la autonomía y la reflexión, y una sanidad al alcance de todos y todas para no morir mientras luchamos.

Al fin y al cabo, aunque pensemos que no siguen el camino correcto, sí tienen nuestra misma meta: acabar con la división de clases sociales y el capitalismo.

Es cierto que con el comunismo luego perdurará el capitalismo de Estado y la división entre gobernantes y el pueblo gobernado.

Pero al menos sí nos hará el trabajo más fácil.

Todo el mundo puede saber quién dice representar, aunque al final no sea así, la voluntad del pueblo. Sin embargo, ahora mismo nadie conoce el nombre de todos los reyes y todas las reinas que hay sobre el tablero de la actual partida que se está jugando.

jueves, 15 de mayo de 2014

Sobre Sócrates y la actual forma de debatir.

Otro de mis grandes amores, es el filósofo griego Sócrates.

Es poco lo que se conoce sobre su biografía; de hecho ni siquiera dejó escritos. Todo cuanto de él se conoce es gracias a su discípulo y filósofo Platón, al cómico Aristófanes y al historiador Jenofonte.

Según Aristófanes, Sócrates era idéntico a los sofistas, y lo mostró en Las nubes como una persona embustera y ridícula, que embaucaba con sus discursos.

Jenofonte lo mostró como una persona interesada en alcanzar el conocimiento y la virtud, pero que poseía algunas características mediocres.

Por otro lado, su discípulo Platón le muestra en los Diálogos de un modo un tanto idealizado, como una persona virtuosa capaz de buscar constantemente el saber.

Lo que caracteriza a Sócrates es su sistema de enseñanza, la dialéctica, en la que tiene lugar la mayéutica, que él comparaba al arte que ejerció su madre, en tanto que con este método trataba de llevar a su interlocutor a dar a luz la verdad, descubríendola por sí mismo. Durante el diálogo, el filósofo proponía una serie de preguntas y contrastaba las respuestas, hasta al fin verificar si las ideas iniciales eran correctas o erróneas.

Sócrates, más que sofista, se definió como filósofo (del griego filos = amor y sofía = sabiduría). Una de sus expresiones más famosas es la de "Solo sé que no sé nada". Por ello no cobraba por sus enseñanzas y acabó ganándose numerosos enemigos, de tal modo que se le enjuició por "corromper a la juventud y no adorara los dioses y las diosas de la ciudad", con lo cual se le condenó a muerte. 
Eligió morir bebiendo de la cicuta.
Cada vez que pienso en Sócrates y contemplo la forma de debatir que impera en la actualidad, se me cae el alma al suelo.

Un diálogo debe ser un contraste de ideas, lo que implica escuchar a la otra parte, hasta dar con lo que consideramos más adecuado.

Sin embargo, hoy día los debates parecen competiciones en las cuales cada parte suelta arrogantemente sus argumentos (muchas veces sin datos ni fundamento) con los cuales trata de aplastar al resto para así imponerlos y que todo el mundo piense lo que él o ella considera lo correcto.

Y cuando no se convence, se pasa a los insultos, a cuestionar la inteligencia ajena, a mandar a leer o a abandonar el debate.

¿Y así a dónde vamos a parar?

Admito que yo mismo he tenido en muchas ocasiones esa pésima tendencia a caer en la prepotencia y en la falta de escucha, creyéndome en posesión de la razón e infravalorando las ideas contrarias.

Pero tenemos que darnos cuenta de que esa actitud es inmadura, estúpida y que lo mejor que podemos hacer es pararnos a escuchar y pensar lo que nos dicen, en lugar de montar nuestros argumentos mientras nos hablan para volcar lo que pensamos tan pronto como se calle nuestro interlocutor o nuestra interlocutora.

Tenemos que aprender a dialogar en lugar de plantear un arte de tener la razón.

Sería conveniente que aprendiésemos de Sócrates y que siguiésemos su actitud hasta la muerte.

Seguro que así aprenderemos mucho más y nos irá mejor.

jueves, 1 de mayo de 2014

¡Pildora anticonceptiva masculina ya!

En los blogs de machistas y neo-machistas, cuando se habla de derechos reproductivos maculinos, a lo único que se apunta es a la posibilidad de que los varones puedan abandonar libremente a sus hijos e hijas.

Como ya expliqué en una entrada de mi otro espacio, por varias razones, me opongo absolutamente a ello.

El derecho principal por el que los hombres hemos de luchar con respecto a nuestra sexualidad no es la posibilidad de mandar a la mierda a una criatura ya nacida, junto a una mujer que tendrá que ocuparse sola de todo... sino por la puesta en venta desde ya de la píldora anticonceptiva masculina.

Con esa píldora, tanto nosotros como ellas ganamos. 

Ganan ellas porque dejan de ser las únicas que se meten química al cuerpo, además de que dejan de ser las únicas responsables en cuanto a todo lo que se refiera a las relaciones sexuales y la reproducción.

Ganamos nosotros porque también decidimos no ser padres sin esperar a que las mujeres tomen la iniciativa en anti-concepción o se sometan a una interrupción voluntaria de la gestación.

Y de paso construimos un mundo más justo e igualitario.

Seguramente los y las habrá que estén en contra. Entre los chicos, porque a muchos les encanta poner excusas para todo. "Es que yo no sé"; "Es que tú lo haces mejor"; "Es que tú estás preparada biológicamente para eso y yo no"; "Es que es asunto tuyo"; etc; y la no venta de la píldora masculina les da una vía de escape para poder decir "Es que como yo no tengo píldora... ¿cómo me voy a preocupar?"... Entre las chicas, porque las hay que no confiarían en que los chicos las tomasen. Pero recordad que seguiríais teniendo la vuestra, además del preservativo, que siempre viene bien usarlo porque es lo único que previene de las Enfermedades de Transmisión Sexual.

Ahora bien, también habrá chicas y chicos que estén a favor de la píldora anticonceptiva masculina, y como este tema apenas suele tocarse, quisiera animaros a que todos y todas que estéis de acuerdo conmigo  a que montéis una entrada al respecto y difundáis el tema para ver si conseguimos hacer un poco de fuerza y mostramos a las farmacéuticas que sí existimos chicos que la compraríamos y tomaríamos.

Así pues, ¡ánimo, machirulos!, dejad de echarle tanto morro, que no os importe ni tan siquiera que tengan efectos secundarios (porque hay mujeres que las consumen y los tienen) y empezad a ceder privilegios y a tomar responsabilidades luchando por la posibilidad de que los varones tengamos derechos reproductivos sin ser caraduras.

Y sobre todo... no olvidéis que la paternidad no empieza tras un divorcio.